
El guaje fue el último espectáculo salido de Mareo. David Villa llegó al Sporting casi de rebote, cuando estaba a punto de finalizar su edad juvenil. Los técnicos rojiblancos fueron a Langreo con la intención de fichar un centrocampista y descubrieron buenas maneras en un delantero que en alevines había sido descartado por el Oviedo.
Dos años después hizo la pretemporada con el primer equipo, casi a modo de relleno, para justificar que Mareo da frutos todas las temporadas, y en sólo ocho jornadas desbancó a todos lo que habían llegado con aires de titularidad, para confirmarse como la primera opción en el puesto de delantero. Villa es un delanterio hábil, ágil y con olfato en el área. Un chaval listo que pronto se ganó el calor de una afición entendida con su entrega, juego espectacular, y sobre todo, goles.
Desde su primera participación en los partidos de pretemporada ya dejó muestras de que marcaba las diferencias. Villa sólo estuvo dos temporadas en el Sporting, pero con una trayectoria vertiginosamente ascendente, en la que debutó en la selección sub-21. Los problemas económicos impidieron que la afición pudiera disfrutar más tiempo de su virtuosismo.
Si en la primera campaña se confirmó como la revelación de Segunda, en la siguiente fue el jugador más espectacular y efectivo, además de ser la solución de la temporada, ya que el importe de su traspaso al Zaragoza evitó el descenso administrativo del Sporting, que habría llevado aparejado la disolución de la sociedad.
Debut con el Sporting: 2000